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domingo, 11 de diciembre de 2011

Somos como niños.

Sí, y no es un decir, las personas mayores, los "ancianos", y siempre y cuando todo haya ido bien, nos volvemos como niños.
Lo de "siempre y cuando todo haya ido bien", es importante, y no, no me estoy refiriendo a la salud (que ya es reto...), me estoy refiriendo a haber hecho correctamente los deberes, y ha haber aprendido que nada, absolutamente nada, es lo suficientemente importante como para que dejemos de "jugar".
En cierta manera, no volvemos a ser como niños porque nos "abobaliquemos" (y los que lo están suelen haberlo estado desde los 20), es que volvemos a ser como niños porque recuperamos la falta total de vergüenza para jugar... para jugar a decir la verdad sin miedo, para jugar a decir la verdad sin ofender, para jugar a querer a los nuestros, a los vuestros, y a los de los demás de manera confiada, para jugar a desconfiar en voz alta, y para jugar a cambiar esa desconfianza por afecto en un "santiamen", para jugar, que la vida no es un sueño como insinuó "aquel", que la vida es un juego, en el que sólo hay una norma, no actuar con los otros como no queremos que se actúe con nosotros (se que esto último suena a "rollo" demagógico - moralista - ñonín, pero es que es así).

Jugamos, de hecho, ¿no habéis visto la cantidad de mayores que tomamos los autobuses a media mañana? ¿Dónde créeis que vamos...? Vamos a jugar, y luego a por recetas... (necesitamos las recetas para poder seguir jugando).

Lo bueno de nuestro juegos, es que si bien hemos recuperado la "ingenuidad", también hemos madurado (...), y por ejemplo, nos podéis dejar solos en las cafeterías sin miedo a que nos vayamos a pillar un "atracón" de chuches, podemos estar solos en los parques y no tiene que preocuparos que comamos tierra, podemos jugar sin dejar de hacernos cargo de los nietos, de los sobrinos, de los reparadores que van a casa a primera hora de la mañana, y sobre todo podéis confiar en que vamos a intentar por todos los medios que vosotros volváis a jugar mucho antes de lo que lo hicimos nosotros.

Sólo hay a un sitio, al que no debéis permitirnos ir a jugar solos... por favor no lo hagáis. No permitáis que vayamos sin la compañía de un adulto de 20 a 70 años, a un mercadillo navideño de Caritas.

Es duro admitirlo, pero es así, se que es un acto de generosidad, y que el dinero que gastemos va a ser destinado a cubrir auténticas necesidades, pero no, que es mejor apoyar la "donación", que la vergüenza que pasé yo el otro día cuando mi amiga Lourdes apareció en la cafetería de Cuatro Caminos en la que quedamos siempre con...

- Frasco de 2Kg. (mínimo eran 2 Kg por el tamaño) de melocotón en almibar de "alta cocina de Navarra".

- Colección de 3 películas en Video VHS de Harry el Sucio.

- Juego de "sushi" con esterilla para ¿hacer "maki"? incluída.

- Juego de 6 vasos de tubo del "Marca".

Está bien, no es el uso que se le vaya a dar a las compras, que en sí la finalidad es la solidaridad con el más necesitado, pero que insisto, que veo un peligro dejarnos solos en estas "lides", que

a) Lourdes es diabética, y capaz es de justificar el "zamparse" todos los melocotones amparándose en la "impunidad" del acto social.

b) Los vídeos VHS desaparecieron de la faz de la tierra hace años (desaparecieron incluso para la 3ª Edad).

c) Lourdes no ha comido jamás en un japonés, y todo lo más puede acabar usando la esterilla como pie de maceta.

d)¿Para qué "leches" quiere (ni Lourdes, ni nadie) un juego de 6 vasos de tubo completamente "viselados" por el uso del "Marca"?.

Conclusión, por favor, insisto, sólos a mercadillos solidarios ¡¡¡NUNCA!!!, y si lo hacéis, comprometeros a quedaros con las adquisiciones con una sonrisa. Estáis advertidos.

No quiero que después de esta entrada, se pueda pensar que yo no apoyo los mercadillos, las tómbolas, rifas, bingos - solidarios etc., Sí, los apoyo, pero insisto, en compañía de adultos.

Lady Gin Tonic (solidaria pero puñetera...).